[2020-2] [Ensayo] De lo industrial a lo personal: una conexión cultural

Por Fernanda Llinás*

Es imposible hablar del impacto que ha tenido la industria televisiva en la cultura latinoamericana, sin mencionar las telenovelas. Hasta yo, una persona criada por dos padres que detestaban las telenovelas, por ser, según ellos, “muy dramáticas,” no podía evitar escuchar sobre el boom que fue “Yo soy Betty, la fea” ya fuese por tíos que la vivieron, amigos que la vieron o conocidos que hablaran de ella. Es pertinente mencionar que, aunque las novelas no hayan tenido un impacto directo en mi vida, siempre fue un tema presente en mi cotidianidad, por la marca que dejó en la gente que me rodeaba.

Según Jesús Martín Barbero, doctor de filosofía y teórico de la comunicación y medios, las telenovelas son expresiones de lo industrial, una  “modalidad latinoamericana de melodrama en la que se resuelven y mestizan la narrativa popular y la serialidad televisiva,” (Martín Barbero, 2002). Es decir, las telenovelas pueden expresar la manera de vivir de las mayorías colombianas y lograr trascender aquello que nos separa como sociedad. Esta es la justificación que encuentro para entender mejor por qué este medio ha logrado crear una propia identidad y cultura dentro del país, mediante la aprobación e involucración del público colombiano.

Para investigar esta separación, o bueno, falta de separación entre el público y lo industrial, me pareció adecuado hacer un análisis de la relación que mi familia y yo tenemos con la televisión. Esta relación se puede describir en una sola palabra: Tóxica. La televisión es ese ex del cual siempre estamos pendientes y nos enteramos de su vida por medio de otras personas, pero en privado actuamos como si su existencia fuera nula. Había una sola televisión en toda la casa, y la usábamos para ver películas, que comprábamos en nuestro viajes a México, algo que se convirtió en una tradición familiar durante algunos años. Sin embargo, poco a poco esa tradición se fue abandonando cuando cada uno se consiguió su propio computador, y la experiencia de la industria del entretenimiento se expandió para nosotros. No obstante, esta separación fue prominente en mi familia. 

Con la llegada de Netflix, HBO, Amazon Prime y otra plataformas de entretenimiento mis padres se empezaron a ver bastantes series, que incluyen  “Game of thrones,” “The last kingdom,” “How to get away with murder,” “Vikings” y otras. Fue tan fuerte esta nueva obsesión, que se ninguno se atrevía a cometer la traición que era continuarse una serie si no estaban juntos. Entonces en este proceso de verse todo aquello que les interesara, apareció “Pablo Escobar: el patrón del mal.”

Fue después de ese descubrimiento que empecé a notar un cambio, en mi papá, que no noté con otras series. Empezó a hablar como Pablo Escobar, a referenciar a la serie, a buscar más sobre la historia del narcotráfico en Colombia para estar más enterado, se empezó a identificar más con los personajes que veía y empezó a tener una conexión que no había visto antes. Omar Rincón, ensayista, periodista y analista de las relaciones entre medios, cultura, política y tecnología y profesor de Comunicación y Periodismo de la Universidad de los Andes, dice que la televisión te conecta con tiempos pasados ajenos a tu experiencia,  por medio de historias atractivas que generan un sentimiento de comodidad y placer individual, y eso es exactamente lo que estaba pasando.

Tras las entrevistas con mi familia, también descubrí que años atrás, los amigos de mi hermana la habían convencido a verse “Rosario tijeras,” y después de esta introducción al mundo de las telenovelas se volvió adicta, volviéndose fan de “Muñecas de la mafia,” “El cartel” y se vio junto a mis padres “Pablo Escobar: el patrón del mal.” Mi hermana dice identificarse de manera personal con muchas de las protagonistas de estas series, y que, como le pasaba a mi papá, era una buena forma de conectarse con el pasado del país. También mencionó que era una buena forma de conectarse con personas, dado que lo más probable es que todos conozcan al menos una de estas telenovelas.

Mi tía, fue otra de las entrevistadas y ella, a diferencia de toda mi familia directa, escuchaba “Yo soy Betty, la fea” cuando la pasaban por el radio, y me contaba cómo en su época, la gente corría desesperadamente a sus casas para poder ver las diferentes telenovelas que estaban presentando. Explicaba la experiencia como “una escapatoria de mi realidad a otra no muy lejos de donde estoy parada,” poder volver a ver esas series que tanto amaba, dijo, es como reencontrarse con un hermano perdido. Según Rincón, “La televisión ha triunfado como medio más popular y como narrador central de nuestras vidas por que han sabido responder a la temporalidad hogareña…” (Rincón, 2017). Esto fue algo que logré confirmar con esta entrevista.

Para concluir, Martín Barbero expresa la idea de que lo popular se inscribe en el análisis de proceso históricos, también mencionando la pluralidad y heterogeneidad de cultural de los países. En otras palabras, el impacto que cada contenido tiene varía dependiendo a de la historia del lugar en donde se vive. Colombia tiene una cultura con mucha densidad, y las telenovelas colombianas, muestran esa densidad a través de historias y personajes relacionables. Es un material consumido por absolutamente todo el mundo y nos conecta como colombianos. Por eso las telenovelas tienen un impacto tan grande en nosotros, son como un chiste interno que nadie más entiende.

*Estudiante del Programa de Comunicación de la Universidad Icesi. Ensayo presentado en el curso Teoría de la Comunicación II en septiembre de 2020. El año de la pandemia.

Noís Radio